School children in the Central African Republic.

Diez años después del encuentro en la República Centroafricana, las alianzas armadas han cambian, pero los civiles siguen sufriendo

El 23 de marzo de 2013, el mundo se despertó con la noticia de que el presidente François Bozizé de la República Centroafricana (RCA) había huido del país y una Coalición rebelde había tomado la capital. La respuesta algo automática de la Unión Africana (UA) condenando la entrega inconstitucional del poder fue igualada por el caos resultante en el país cuando una Coalición flexible de grupos rebeldes, predominantemente del norte del país y ampliamente musulmanes, lucharon por quién se convertiría en presidente. Finalmente, fue Michael Dijotida quien tomó el timón y supervisó el país durante nueve meses.

Fue durante esos primeros nueve meses que se perpetraron algunos de los abusos más graves contra los Derechos Humanos, mientras los líderes mundiales reflexionaban sobre su respuesta. A medida que la Coalición rebelde, conocida como Seleka, avanzó sobre la capital, dejaron muerte y destrucción a su paso. Mientras tanto, los líderes religiosos de todas las religiones viajaban a las comunidades,  donde a veces los cuerpos aún yacían en el suelo, para consolar a los dolientes e instarlos a no vengarse.

La UA lideró en gran medida la respuesta global, con la excepción de Francia, que decidió poner tropas sobre el terreno mientras la ONU negociaba la creación de una misión para mantener la paz.

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A member of the Anti-Balaka armed militia poses as he displays his weapon in the town of Bocaranga Central African Republic.

La Justicia por fin llego a la República Centroafricana, pero el trabajo del gobierno aún no ha terminado

A finales de octubre, el Tribunal Penal Especial de la República Centroafricana (RCA), con respaldo internacional, emitió un veredicto en el primer juicio completo de la sala. El caso fue presentado contra tres líderes del grupo armado Retour, Réclamation et Réhabilitation (3R), que fueron declarados culpables de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.

Issa Sallet Adoum (alias Bozizé) fue condenado a cadena perpetua, y sus coacusados, Mahamat Tahir y Yaouba Ousman, recibieron 20 años de prisión cada uno.

Los tres fueron acusados de orquestar ataques contra las aldeas noroccidentales de Koundjili y Lomouna el 21 de mayo de 2019, en los quemurieron al menos 46 civiles desarmados y decenas más resultaron heridos. Se dice que los hombres atacaron a la población civil que no apoyaba a el 3R, atando y disparando a civiles antes de proceder  a someter a las  mujeres y niñas de las aldeas a violaciones masivas y  violencia sexual.

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