Un Puente entre dos Mundos: Desafíos para las Minorías Religiosas de México en el Día de Muertos

Me parece muy extraño que al crecer en una familia, o en una cultura, donde la muerte es un tabú, donde la gente tiene miedo de hablar de ello, en el otro lado del mundo, en México, la muerte está profundamente arraigada en su cultura y en su gente.

En la literatura y el arte mexicanos hay una fijación con la muerte. El célebre poeta y diplomático mexicano Octavio Paz escribió: “Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente […] la contempla cara a cara con impaciencia, desdén o ironía.”

Un Puente entre dos mundos

En México, esta reverencia a la muerte culmina en el día de celebración de Xantolo (Día de  Muertos), que se celebra el 2 de noviembre de cada año. Se cree que tiene sus raíces en la veneración de la diosa azteca Mictecacihuatl “Dama de los Muertos” y es una mezcla cultural de rituales precolombinos y la tradición católica del Día de las Almas. Se celebra como un puente entre los mundos de los vivos y los muertos. Sin embargo, para muchos grupos religiosos minoritarios, el Día de Muertos es uno de los días más difíciles y temidos del año, especialmente para los niños de minorías religiosas.

Para muchos grupos religiosos minoritarios, el Día de Muertos es uno de los días más difíciles y temidos del año, especialmente para los niños de minorías religiosas.

Las escuelas de todo el país celebran el Día de Muertos como un evento cultural, a menudo alientan a los niños a construir altares para los miembros de la familia fallecidos y a hacer ofrendas en forma de flores, adornos de papel y otros objetos.

En esta época del año, en varias comunidades de los estados de Oaxaca, Chiapas e Hidalgo, existen  tensiones graves entre católicos y protestantes que a menudo conducen a graves violaciones de la libertad de religión o de creencias (FoRB). Los niños en esos estados han experimentado problemas diversos.

Un ejemplo es el de Griselda, una niña de 12 años de Tamalcuatitla, en el municipio de Huejutla de Reyes, estado de Hidalgo. En el día de la celebración de Xantolo, los maestros exigen que Griselda y sus compañeros de clase traigan chocolates y flores como ofrenda a sus antepasados muertos.

Estas celebraciones forman parte de su programa de estudios; en clases de español, los estudiantes escriben poemas a los muertos y en arte realizan una danza celebrando Xantolo juntos. La clase practica el baile en los días previos a las celebraciones. Los compañeros de clase y la maestra de Griselda intentan persuadirla para que participe, sin embargo, las creencias de Griselda le impiden participar.

Un derecho a objetar

El artículo 5 de la Declaración  sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación  fundadas  en la religión o las convicciones  de la ONU,  establece que “Todo niño […] no se le obligará a instruirse en una religión o convicciones contra los deseos de sus padres o tutores legales” Esto les da a los estudiantes como Griselda el derecho a objetar su participación en actividades religiosas que contradicen sus creencias, sin embargo, este derecho rara vez se respeta en situaciones como esta.

Como este derecho no se respeta y los maestros se niegan a hacer arreglos para Griselda, su hermana y otros tres niños protestantes en la escuela, sienten que no tienen otra opción que rehusarse a asistir a la escuela ese día. En el Día de Muertos, en 2017, la maestra de los estudiantes amenazó con ponerles notas reprobatorias en clases de español y arte si no participaban. En este caso la amenaza no fue cumplida.

La situación ha sido la misma durante muchos años. Los miembros de las minorías religiosas, incluidos los protestantes y los musulmanes, pero también algunos católicos romanos se oponen a que sus hijos sean obligados a participar en lo que consideran una actividad religiosa que contradice sus creencias. En numerosas ocasiones, los niños han sido obligados a participar en actividades religiosas contra sus deseos, y los de sus padres.

¿Homogeneidad religiosa, camino de paz?

La reciente Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017 de México se centró en 10 causas diferentes de la discriminación en México. Uno de los hallazgos fue que el 45% de los encuestados cree que a mayor cantidad de religiones permitidas en el país, más conflictos sociales surgirán.

Esto puede ayudar a explicar por qué las mayorías religiosas a menudo intentan imponer su religión y obligar a los grupos minoritarios religiosos a cooperar, y por qué en el país se están cometiendo infracciones desde moderadas a severas de la libertad de religión y creencias.

Algunos creen que la sociedad pacífica es aquella en la que todos aceptan el mismo sistema de creencias. Sin embargo, puede haber armonía incluso en la diversidad.

En este Día de Muertos, los grupos religiosos mayoritarios que buscan imponer su creencia y forzar la participación de otros, harían bien en reconocer y celebrar un puente diferente entre dos mundos.

El derecho a la libertad de religión o de creencias puede ser un puente que haga posible la coexistencia pacífica entre grupos religiosos, y uno de los distintivos de una sociedad pacífica es aquel en el que se promueve, protege y garantiza el derecho a la libertad de religión o de creencias, de las personas creyentes de cualquier fe o de ninguna.

Escrito por CSW’s Latin America Advocacy Officer